Thursday, September 13, 2012

La historia según Adamas.

(Debo advertir que lo escrito a continuación es el relato de un gran acontecimiento, pero desde el punto de vista de un personaje muy particular en esta historia).

 Yo no sabía la importancia que tenia un anillo de compromiso. Para las mujeres eso es algo simbólico, porque representa la promesa de amor de esa persona con quien quieren compartir el resto de sus vidas, pero lo cierto es que yo no lo sabía. La verdad es que nunca le presté atención. Cada vez que alguien venia a verme, me ponía con mis compañeros de mostrador a comentar las caras de susto de los tipos, o las de espectativa de las chicas.

Perdón! no me he presentado... Mi nombre es Adamas, que significa invencible, o indestructible...y pensar que soy tan chiquito! Mi corte es circular, o corte "brillante" y estoy sobre una pequeña plataforma de oro blanco, con 6 brazos que me sostienen suavemente en la parte superior. Debo tener aproximadamente unos 45 millones de años, pero yo me siento como si hubiese nacido hace poco. Lo que pasa es que mi formación es bastante lenta y complicada, sin embargo, mi composición fisica es muy simple: átomos de carbono y una parte de grafito. Pero entiendo, que para la humanidad soy un tesoro muy preciado por lo complicado de mi nacimiento y lo dificil que es encontrarme. 

Cada piedra preciosa tiene su historia... y la que hoy quiero contar, es de como conocí a Adrian, y posteriormente a Amelia, para cambiar sus vidas, y ellos la mía.

Pero primero debo hablarles un poco de ellos dos, para que tengan una idea de quienes son los personajes. Adrian y Ameli se conocieron en Venezuela hace más de 15 años cuando terminaban la escuela secundaria. Tenían una relación normal de compañeros de clase, nada extraordinario; ella estaba en su mundo con sus amigos, y él en el suyo. Compartiendo en varios eventos en común pero nada más. El tiempo pasó y cada quien hizo su vida, sin saber que estaban a sólo 30km de distancia, en la misma región de un país diferente al que se conocieron. Pero como Dios funciona de forma misteriosa... despues de muchos años, decidió cruzar caminos y reencontrarlos, a ver que pasaba. Ese reencuentro ocurrió en un tiempo perfecto, mientras el Universo conspiraba para que todas las circunstancias los llevaran a una misma meta, estar juntos. Desde esto han transcurrido 3 años, de momentos felices y de muchos retos que sirvieron de plataforma para este acontecimiento tan importante donde YO soy el protagonista de la historia!!  bueno... claro... ellos también.

Yo tenia una vida tranquila, compartía mis dias junto a otros compañeros de mi especie, donde nos exponían en un mostrador de cristal, pues somos bastante cotizados. Los dueños de mi "hogar" (la joyería) me trataban muy bien. Como les comenté anteriormente estoy sobre una pequeña plataforma de oro blanco, que además está adherida a un cilindro metálico o anillo del mismo material, y debido a esto, me colocaban en cajas de seguridad para mi protección, e incluso cada cierto tiempo me consentían dándome un tratamiento de limpieza, aunque en realidad eso es algo que no necesito, pues tengo luz propia... o al menos eso dicen! Tal vez pueda sonar poco modesto, pero cuando me cristalicé, me quedaron mínimas inclusiones, que son esos detalles que me hacen único y me identifican. No hay otro igual que yo. 

Una tarde de Agosto llegó un muchacho (Adrian) con cara seria y de curiosidad. Conversó con la chica encargada del mostrador, pero la verdad es que no supe bien de qué hablaban. Repetidas veces apuntaban hacia mí a través del mostrador, como señalándo algo pero mi habitación no permite que se cuele el ruido, pues está forrada de terciopelo y almohadas cómodas a mi alrededor. Mientras tanto, nosotros nos entreteníamos como solemos hacerlo: compitiendo a ver quien refractaba mejor la luz. De pronto, se abrió la puerta de cristal y nos interrumpieron para hacer lo de siempre... enseñarnos más de cerca. Imagino que entre tanto que ver y tomar en cuenta, debe ser muy difícil elegir y decidir cuál de nosotros representaría el sentimiento y la seriedad de lo que simbolizamos.

Yo estaba alineado junto con mis otros compañeros y Adrian me miraba fijamente, cosa que al principio me puso un poco nervioso pero tambien me hizo sentir importante!. Me eligió como su primera opción y continuó mirando a otros más. La encargada y el dueño le explicaban muchos datos técnicos acerca de nuestras características; la pureza, color, corte, tamaño, etc... Todo lo que describe quien soy, y por qué soy como soy. El seguía escuchando y analizando a cada uno de nosotros, los "elegidos" de esa tarde. Derrepente dijo: "me sigue gustando el primero" ...osea yo!!! Parece que ya estaba decidido. Volvi a mi sección del mostrador, a la que yo llamo mi "habitación" y una vez cerrada la puerta de cristal, dejé de escuchar el resto de la conversación. Adrian estuvo otro rato, pero ahora hablando con el dueño de la joyería y por lo que pude percibir desde lejos, creo que hablaban de números. Ya no me interesaba escuchar más... Mi vida comenzaba a cambiar. Tenía un nuevo propósito! lucir mejor que nunca y prepararme a salir de aquel lugar... para conocer a mi futura dueña... Claro, en ese entonces yo no sabia quien era ella.

Pasaron unos de dias, vi a Adrian entrar y salir un par de veces, hablando con el encargado, como midiendo algo, utilizaron un par de instrumentos, e incluso, trajo otro anillo de ejemplo. Supongo que eran los ajustes que harían a mi plataforma de oro blanco. Me estaban personalizando para ella! Cada dia me volvía más y más único. Finalmente, llegó el momento de las despedidas... debía decirle adios a todos mis amigos del mostrador, compañeros con los que compartí mucho tiempo antes de que llegara mi partida hacia un nuevo rumbo. Antes de salir, me acicalaron, pulieron mi "sillita" como le digo al anillo, y mientras esto ocurría, vi que Adrian estaba eligiendo mi cama temporal. Una caja roja con almohadita de terciopelo blanco, en donde pasaría un par de dias de descanso. Me tomaron, y me colocaron allí... donde me dispuse a entrar en un sueño profundo... preparándome para el gran dia.

Mientras yo dormía plácidamente, comenzó a ocurrir la parte cumbre de esta historia. Adrian me guardó en un compartimiento especial de la maletera de su carro (todo lo que me rodea es especial!) ya que mi llegada sería una sorpresa. El miércoles 15 de Agosto, celebró junto a Ameli su tercer aniversario juntos, en una cena romántica, con deliciosa comida, y yo, podría jurar que esa sería la fecha de mi presentación oficial, pero no fue así. Decidieron continuar la celebración de aniversario en el cayo más al sur de la florida, Key West, o al menos esa era la aparente razón para el viaje. Luego de toda una planificación estratégica por parte de Adrian, ese sábado 18 de agosto, dispusieron de una maleta con poca ropa y partieron hacia los cayos, a través del "Overseas Highway". Llegaron a Key West aproximadamente a las 12 del medio dia, a un hermoso hotel llamado "Casa Marina", donde tenían reservada una habitación con vista al mar, el cual lucía mejor que nunca. Inmediatamente se fueron al Historic Seaport, donde los esperaba un bote que los llevaría de paseo a ver delfines en su habitat natural, y hacer un poco de Snorkeling. Supe que el clima no podía estar mejor, ni una sola nube en el cielo azul, el mar calmado como un plato, y despues de buscar y buscar por mas de 40 minutos, llegaron todos los delfines a saludarlos, cargados de buena vibra y una armonía increible.

Como a las 6 de la tarde me desperté al sentir que se subieron al carro, camino de regreso al hotel. Yo todavía no tenía idea de cual sería el plan de Adrian para presentarme a su prometida, es más, creo que él mismo no había decidido aún como lo iba a hacer. Ya en el hotel se quedaron un rato descansando en la piscina, y oh! Sorpresa! Estaba ocurriendo una boda en el área de la playa, justo en frente de donde ellos estaban. Se quedaron dentro del agua como parte de un publico no invitado que estaba tan emocionado como los que sí. Adrian ordenó un par de tragos, mientras comentaban lo bien que la habían pasado durante el día... Ameli brindó por los novios que acababan de casarse y "por un futuro juntos" -dijo.

Adrian solo pensaba... "si ella supiera lo que esta a punto de suceder".

La ceremonia había concluido, y con esto, se retiraron a la habitación para cambiarse y prepararse para lo que sería un paseo a observar el atardecer desde el pueblo, en algún punto recomendado. Yo estaba de lo más tranquilo, en mi cofre, preguntándome que habría pasado... Pues todo esto que les cuento, lo supe después, más o menos las 30 veces que Ameli contó esta historia a diversas personas. Derrepente, sentí que mi cama se movió abruptamente! Era Adrian!! Que venía a buscarme! Por fin... Me vió, y me guardó en un bolsillo de su short, con la esperanza de que la cajita roja no se notara. Fuimos a la habitación por Ameli y de ahí tomamos un taxi hasta el hotel La Concha, a ver el atardecer antes de ir a cenar. Ameli ni se imaginaba nada, en su mente, todos los esfuerzos de Adrian se debían única y exclusivamente a la celebración de aniversario, algo muy apropiado para el ambiente romántico que los envolvía.

Después de un paseo gracioso en taxi, que manejaba un chofer muy pintoresco, con un tamborcito al lado del volante, y que probablemente debió haber fumado algo más que un cigarrillo antes de recogerlos, llegaron corriendo al lugar, pues faltaban pocos minutos para la puesta del sol. Se despidieron de él, y se dirigieron al interior del pequeño edificio. Al subir al elevador, la ansiedad aumentaba, yo no sabia que estaba pasando pero a juzgar por todo el movimiento, presentí que el momento estaba cerca.

Llegaron a la terraza y tomados de la mano se detuvieron en una esquina. Habían algunas personas que también esperaban el atardecer, en unas mesas altas dispuestas alrededor del lugar, bebiendo y conversando. Adrian le pidió a una señora que les tomara una foto juntos con aquel hermoso escenario de fondo, pero ella declinó sugiriendo que un muchacho joven que estaba al lado haría un mejor trabajo.

Mientras el muchacho tomaba la foto, Adrian comenzó a decirle unas palabras románticas a Ameli, entre ellas, que quería que jamás olvidara ese momento, que permanecieran siempre juntos, como en esa fotografia que les estaban tomando, y... Que si quería casarse con él...!!! Ella -inocente de que la pregunta era en serio!- lo besó y le dijo que claro que quería casarse con él... A lo que Adrian sacó el cofrecito rojo del bolsillo y se arrodilló, abriéndolo y mostrándome por primera vez. En la cara de Ameli se dibujó una sorpresa inmensa, con ojos bien abiertos, que comenzaban a llenarse de lágrimas de emoción, sus manos apretadas hacia el pecho y una sonrisa indescriptible, arrojándose sobre Adrian, llenándolo de besos y diciéndole que si!! Que no lo podía creer!!! Entonces me veía, me contemplaba, y me volvía a ver! Esa primera imagen de felicidad quedó grabada en mi interior, como una inclusión cristalizada, cambiando mi estructura para siempre.


Me tomó y me sacó del cofre, observando cada detalle, y aunque me dió un poco de pena, hice mi mayor esfuerzo y refracté los pocos rayos de luz que quedaban para crear mi mejor destello, solo comparable con el brillo de los ojos inundados de Adrian, que nos veía emocionado por el éxito obtenido después de presentarnos. Sentí esa mirada como otro rayo que se grabó en mi interior. Ameli solo alcanzó a decir "¿Me lo pones?" y Adrian me tomó, colocándome en el dedo anular de su mano izquierda. Fue en ese momento en el que dejé de ser un diamante, y me convertí en una promesa eterna, dándole sentido al significado de mi nombre: "indestructible".

La gente alrededor, dejó de ver el atardecer Y aplaudían como locos, algunos felicitando, otros preguntando desde lejos "¿¿Que dijo la novia?!!!", ofreciendo sus mesas y dándonos espacio. Nos convertimos pues, en la sensación del lugar. Ameli no podía parar de besar y abrazar a Adrian, mientras me veía y me lucía como un trofeo a las otras personas que lo solicitaban.

Después de toda esta conmoción, Adrian dijo la frase clave, "ahora si... Necesito un trago!!" y vaya que lo necesitaba! Todo ese tiempo planeando este momento, pensando qué hacer y cómo hacerlo! Siendo su recompensa que las cosas salieran perfectamente bien. Llegaron al bar que había dentro de la terraza del hotel y se tomaron un par de shots, al mismo tiempo que la gente los vitoreaba por su recién adquirido compromiso para casarse. Yo, sentado en mi pedestal de oro blanco, observaba y creaba unos cuantos destellos de luz, frente a los ojos orgullosos de mi querida dueña. Fue cuando estiró su mano, posándola sobre la barra y click! Una foto! Ambos no podían esperar a contarle a la familia la buena nueva!


Pasado un rato, caminaron por el pueblo para luego tener una cena romántica, con el respectivo brindis de champaña. Le contaron la noticia a un par de familiares, compartiendo su emoción y enviando la foto que Ameli me tomó en el bar. Celebraron en grande esa noche y yo no perdí detalle!!

Terminado el paseo por el pueblo, Adrian y Ameli tomaron un taxi, bajaron en el hotel, y mientras caminaban a la habitación, el le preguntaba si le habían gustado todas sus sorpresas... Ella por supuesto contestaba emocionada que si, que todo había estado hermoso y que no tenía ni la mas mínima sospecha. Le encantaron todas esas sorpresas maravillosas, y más y más y más... Hasta que Adrian abrió la puerta de la habitación y... Había un camino de pétalos de rosas, que terminaba en la cama, en forma de corazón. Mil besos y abrazos de emoción! Ella no podía creer que aun hubiesen más detalles esperándola! Una botella de champaña enfriando, junto a una bandeja con fresas cubiertas de chocolate blanco.

La vibra que se respiraba era una mezcla de ternura, éxito, esperanza y porsupuesto, amor!... Por lo cual, pensé que era tiempo de regalarles la privacidad que tanto necesitaban y decidí apagar mi luz interna, para entrar en relajación profunda y dormir plácidamente en mi pedestal de oro, que ahora reposaba sobre la mano delicada de mi recién conocida dueña y amiga para toda la vida, pues sería ella quien cuidaría de mí, para recordar la promesa, además de lucirme y presumirme a partir de ese inolvidable día.

Es por eso, que me siento más especial que nunca... si antes lo era por mi valor material, ahora lo soy porque en mí quedaron grabadas las imagenes del amor correspondido, del inicio de una nueva etapa en la vida de dos personas que desinteresádamente se entregaron y se prometieron intentar hacerse feliz a través del tiempo, incluso desde antes de mi llegada. Yo sólo seré el instrumento que les recordará su misión, ser felices.

Lo dije al principio... "Cada piedra preciosa tiene su historia"... La mia comienza con dos nombres:
Adrian & Ameli.